por Josep M. ARTELLS
Gerardo Martino deberá ir a toda prisa para acoplarse a un club grandioso, exigente y complejo e instalado en la cima del éxito desde hace una década. Rijkaard hizo girar a un Barça ilusionante al ritmo de Ronaldinho, que a sus 33 años ha vuelto a reivindicar su eterna magia conquistando la Copa Libertadores con el Atlético Mineiro. Guardiola y Vilanova debieron introducir año a año pequeñas innovaciones sobre la pizarra para que el Barça siguiera siendo competitivo. Más o menos seductor, pero siempre competitivo. Los retos del nuevo técnico son apasionantes para alguien que llega a Europa por primera vez y a un club distinto para lo bueno y para lo malo.
El primer reto será convencer al vestuario y ganarse su complicidad. El núcleo duro del camerino conserva prácticamente a los mismos futbolistas que empezaron con Guardiola en 2008. Muchos son campeones del mundo y lo han han ganado todo. Martino no sólo va a necesitar a la mejor versión de Messi, que así parece que será viéndole defender en Múnich mientras tuvo fuerzas, sino que necesitará la connivencia de la aristocracia del camerino (los Xavi, Puyol, Iniesta, Piqué, Busi) y de la clase media. Todos tienen aún a Tito en la cabeza y todos deberán hacer un esfuerzo para adaptarse al cambio. Igualmente tendrá el reto de mantener los niveles de excelencia corrigiendo los desajustes que Tito tenía planeado reparar, especialmente en tareas de presión. También encontrar la mejor gestión de los minutos de Xavi y Puyol, rescatar a Cesc y Alexis, explotar el inigualable dúo Messi-Neymar y acertar con el central. Y, muy importante, enseñarles a ganar sin Messi ante cualquier incidencia
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